martes, 12 de enero de 2010

Exitosa clínica de Optimist en el Club Náutico Atlántico Sud

El coach internacional Leandro Tulia dictó durante una semana una Clínica de Optimist en el Club Náutico Atlántico Sud de Puerto Madryn para los niveles timoneles, principiantes y escuela de la flota local. El experimentado instructor estuvo acompañado de tres optimistas sudamericanos de primer nivel, los argentinos Juan Martín Queirel y Brian Higgins, y el uruguayo Alberto Lados.
Las clases fueron de jornada completa con intensas prácticas en el agua que les permitió a los veleristas mejorar sus técnicas y entrenamiento físico. Se navegó el lunes, martes, miércoles, viernes y sábado, y el resto de los días con clases teóricas con charlas donde ellos pudieron plantear sus inquietudes. “Noté que hay acá mucho entusiasmo por aprender, por mejorar, están predispuestos a desarrollar técnicas y tácticas que mejoren su desempeño en la actividad”, reflexionó Tulia al evaluar el desarrollo de la clínica.
El objetivo fue “proporcionar mejores técnicas que les permita aumentar la capacidad de navegación. La idea es aportar mayores conceptos del barco que permita a los chicos evitar los miedos al agua y que tomen confianza en su embarcación y sintiendo que pueden resolver situaciones y eso se hace con el manejo de técnicas”.
“Para los cortos periodos que llevan de entrenamiento se los observa muy desenvueltos en y con ganas de optimizar sus condiciones”, valoró el coach internacional. “Destaco en esto la actitud que le ponen los instructores locales, porque a los chicos se nos nota muy motivados”, subrayó.

Instrucción personalizada

Tulia aseguró que “comparado con otras realidades del país acá en Madryn se tiene un grupo de trabajo muy comprometido con el cuidado personal de cada chico. Me encontré con una sorpresa por el nivel de contención que hay de los alumnos y de la relación tan personalizada que hay entre quien enseña y quien aprende. Deben mantener esta forma de trabajar porque en Argentina sólo hay dos o tres clubes que pueden lograr ese nivel de contención personalizada”, valoró.

Frente a la tormenta

Asimismo, relató lo ocurrido el sábado pasado cuando se desató una fuerte tormenta de viento y tierra estando la flota de optimist en el agua. “Es una actividad que requiere de mucha responsabilidad para enfrentar cualquier condición del mar. Nos tocó una situación extrema y el desempeño de los chicos fue brillante para resolver dificultades. No hubo pánico en el agua, pero si hubo miedo desde quienes estaban en tierra”, indicó.
“Los chicos estuvieron tranquilos hasta que llegaron desde tierra alarmados. Fueron los adultos los que transmitieron pánico, porque los chicos tienen entrenamiento y estando tranquilos pueden resolver situaciones, saben de técnicas para actuar en momentos extremos”, precisó Tulia. “Los adultos a veces no miden que en vez de transmitir confianza, transmiten miedo y anulan la capacidad cognitiva del deportista”, indicó.

De cara al mar

Instó a los chicos que todavía no se han acercado a la náutica a que lo hagan y recomendó a los padres a acercarse a esta disciplina desmitificando que sea elitista o cara. “El optimist es una actividad donde el niño lo hace poner en el rol de capitán de su embarcación: aprende a tomar decisiones, asume responsabilidades, toma conciencia de la responsabilidad, cuida el medio ambiente y crece en un ámbito de compañerismo”.“Se aprende a crecer, a compartir, se suma experiencia y guardarán en la vida cosas inolvidables en la construcción de lazos de amistad. Y, la amistad es el único trofeo que para que brille no hay que lustrarlo”, razonó.



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